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  • Foto del escritorSerendipia G.C.

ARCO. ¿Arte? ¿Provocación? ¿Polémica?

Como cada año, la feria internacional de Arte contemporáneo de Madrid no ha estado exenta de numerosas polémicas. Muchas han sido las obras que han captado la atención del público visitante, pero no siempre lo han hecho de manera positiva.


Y de nuevo, como cada año, los medios de comunicación se han echo eco de todas estas cuestiones, aunque la mayoría de ellos han vuelto a hacerlo de manera banal, sin profundizar en el tema, mostrándonos a través de nuestras pantallas obras descontextualizadas que más bien parecen una tomadura de pelo, una mofa, otra nueva oportunidad de los artistas actuales para endosar sus basuras por miles de euros a personas que dicen ser entendidas en arte y que están dispuestas a pagar cifras desorbitadas por “obras” que bien podrían haber sido realizadas por un niño de cinco años.


Pero, ¿realmente hay tanta gente dispuesta a viajar desde diversos países del mundo para acudir a esta cita y tirar su dinero comprando obras de arte actual?¿Cuál es el verdadero significado del arte de nuestros días? ¿Cómo pueden compararse las obras de los artistas contemporáneos a las de grandes artistas de la historia del arte como Van Gogh o Velázquez?


Quizá, para obtener alguna respuesta clara a estas preguntas sea necesario profundizar un poco más en el tema, y para ello hemos elegido una de las obras que más polémica han despertado este año:



No, no nos hemos equivocado. Todo el mundo puede reconocer esta obra perteneciente a la serie de “Los girasoles” de Vincent Van Gogh, pintados entre 1888 y 1889. Nadie puede discutir hoy en día la importancia de este maravilloso cuadro dentro de la historia del arte.


Sus colores vibrantes, sus fuertes y agresivas pinceladas… esta era la forma que el artista tenía de expresar su mundo interior. Podemos adivinar sin esfuerzo que es lo que aparece representado, un ramo de girasoles en un jarrón. Es una obra figurativa, pero realizada con una técnica y un estilo innovador para su época, único. Tan innovador que Van Gogh apenas fue capaz de vender unos pocos cuadros antes de su muerte, por lo que el artista apenas tuvo dinero para sobrevivir en vida.


Entonces debemos hacernos otra pregunta, ¿Qué es lo que realmente conocemos de esta obra? ¿Entendemos cuál fue su contexto histórico? ¿Sabemos a la perfección cómo fue la vida de su autor? Puede que sí, puede que nos encante la obra de Van Gogh y que conozcamos su vida y obra en profundidad, o puede que no, pero eso no nos impide deleitarnos con la belleza estética de este cuadro. Una belleza que nos resulta innegable porque forma parte de nuestro imaginario colectivo, que no es el mismo que el que poseían las gentes de finales del siglo XIX, para quienes Van Gogh no era más que un pintor de tres al cuarto. Casi 100 años después de pintar esta serie, en 1987, uno de los cuadros de “Los girasoles” fue vendido por 74,5 millones de dólares.


Y ahora os estaréis preguntando que narices tiene todo esto que ver con ARCO. Pues todo.


He aquí una de las obras más polémicas de la feria de este año: “Tournesols”, del artista barcelonés Jaime Pitarch.


Parece muy simple explicar que es lo que aparece ante nuestros ojos: fregonas dobladas colocadas en un cubo, junto con otros utensilios de limpieza, situado en uno de los pasillos de la feria de Madrid, objetos cotidianos elevados a la categoría de obra de arte que se venden por nada más y nada menos que 14.000€. Y es en este punto, sin ir más allá, cuando consideramos que en ARCO se nos está tomando el pelo.


Pero, ¿Qué pasa si intentamos profundizar un poco más? ¿Está esta obra tan vacía de significado como nos han hecho creer?. No hace falta ir muy lejos para averiguar que lo que aquí nos presenta el artista es un ready made a modo de los ya realizados por Marcel Duchamp en el siglo XX, quién cambió la concepción del arte al utilizar en sus obras objetos considerados no artísticos, de uso cotidiano, pero en muchas ocasiones modificados para representar una idea. Lo que pretendía Duchamp era abrir un debate entre lo que era considerado arte y lo que no. ¿Qué es arte? Aquello que el artista considere que lo es. Duchamp firmaba objetos cotidianos, y a partir de ese momento su valor cambiaba.


Esta es la primera referencia que encontramos en la obra de Pitarch, pero sigamos indagando. ¿Hay algo más escondido detrás de estos mochos? Quizá al poner en contraposición las dos imágenes ya mencionadas seamos capaces de ver algo que no habíamos podido intuir a simple vista, una nueva referencia, los girasoles de Van Gogh. Y es que esas fregonas no son más que una abstracción de las flores pintadas por Vincent.


Pero Pitarch no se queda ahí, en simples referencias a grandes artistas pasados, su idea es otra, y totalmente novedosa: Realizar una crítica a la explotación que sufre el personal de limpieza de los museos, que a pesar de encontrarse en grandes instituciones limpiando las salas que contienen las pinturas más caras de la historia del arte, sufren las consecuencias de un trabajo precario y mal pagado.


Es interesante conocer además el modus operandi de este artista, y es que hay que señalar también que ésta no es la obra definitiva, sino un modelo. Ya que para realizar la obra final, quiere escribir 8 cartas a 8 museos y coleccionistas que guarden entre sus muros obras de la serie de “Los girasoles” de Van Gogh y pedirles que le entreguen una de las fregonas con las que haya sido limpiada la sala. En caso de obtener una respuesta negativa, el mismo acudirá a las salas en calidad de trabajador para hacerse con uno de estos mochos, mientras lo graba todo en video.


Quizá ahora seamos capaces de entender la obra no cómo un conjunto de fregonas, sino como una crítica, una denuncia. Esta obra puede gustarnos más o menos estéticamente, pero lo que se busca aquí es otra cosa, lo que se pretende es contar una idea, una historia propia de nuestro tiempo, que nos representa como sociedad, que no habla de los problemas del pasado, sino de los del presente, un arte que nos incumbe a todos y que dista mucho de esa imagen elitista y vacía que algunos pretenden otorgarle.


Y esto nos invita a reflexionar también sobre el verdadero valor de las ideas y de la importancia de que éstas puedan ser expresadas libremente, sean del gusto de la mayoría o no. Podríamos entrar así en otro debate sobre la libertad de expresión en nuestro país, poniendo como ejemplo lo ocurrido con la obra “Presos políticos en la España Contemporánea” de Santiago Serra, pero eso sería extenderse demasiado.

 

Para ampliar información y vivir lo que pasó en ARCO 2018 en primera persona, no os podéis perder el vídeo resumen que hicimos sobre la jornada. Nos vemos en la próxima edición.

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