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 ARQUEOLOGÍA DE LA 

MEMORIA

UN ÁLBUM

FAMILIAR DEL TERRITORIO

La vida en el campo

 Familia en el campo.  Cedida por la familia Casas Mestres. 

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Familia trabajando en el campo.

Cedida por la familia  Casas Mestres.

En tan sólo dos generaciones, el día a día de las personas ha evolucionado sobremanera, y la vida de los fragatinos no ha sido una excepción. Hace unos años, la vida era totalmente diferente, los avances tecnológicos eran muy limitados: no existían los electrodomésticos, ni los coches, ni tampoco los vehículos agrícolas que tanto facilitan hoy el trabajo en el campo. 

Tal y como nos cuentan desde Amics de Fraga en su libro "Vida y costums de Fraga 2. La vida dels pagesos y altres oficis", la gente vivía prácticamente de lo que producía en casa y en el campo: hortaliza, fruta, animales (cerdos, conejos, gallinas, etc.). El final del invierno siempre solía ser la época de mayor escasez, por lo que las familias tenían que aprender a administrarse sus recursos en las épocas de bonanza. Sembraban y plantaban en la huerta todo lo necesario para poder pasar el año. Así, cuando llegaba el invierno, tenían la casa repleta de alimentos y los recursos sobrantes, se los vendían a otros vecinos. 

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Huerta de Fraga.

Cedida por la familia Casas Mestres.

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Familia en el campo.

Cedida por la familia Español Casas.

Tenían que preparar también todo lo necesario para el cuidado de los animales: paja, cebada, maíz, higos comunes, alfalfa, etc. Además preparaban una buena cantidad de leña y de vino, que almacenaban en la bodega. Guardaban tanto harina de trigo para hacer pan como harina de maíz para hacer “freses” para desayunar.

Cuando hacían mondongo, guardaban las patas de jamón sobrantes y ponían en adobo parte del costillar, longaniza, lomo, butifarra negra, huevo, con sangre y grasa. Las olivas que recogían en invierno las llevaban al molino para hacer aceite. Si obtenían más aceite del necesario también lo vendían. Además, guardaban algunas de las olivas para el consumo: partidas, cortadas, enteras… Así mismo, almacenaban patatas, cebollas, ajos, garbanzos y judías secas, tomates en rama, etc. En “l’angorfa” ponían cañizos con manzanas, peras, membrillos, orejones, nueces, almendras, avellanas, etc. También solían tener un cajón con higos de flor. Colgaban uva, granadas y melones; y también tenían ciruelas.

¿SABÍAS QUe...?​

Antiguamente en Fraga había plantaciones de Azafrán. Pero la huerta fue cambiando y pasó a plantarse trigo, cebada o habas, que apenas necesitaban agua. Con la llegada del regadío, llegaron también las plantaciones de maíz, que empezaron a abonarse con amoniaco y eso perjudicó a las higueras. Se sabe también que durante unos años, en la huerta de Fraga se plantó algodón. Pero poco a poco se empezaron a plantar los árboles frutales que tenemos hoy en día: peras, manzanas, melocotones...

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Almacén de melocotones.

Cedida por la familia Español Casas.

UN DÍA CUALQUIERA

Cuando el hombre se levantaba, si era invierno, lo primero que hacía era encender el fuego y dejar leña preparada que había traído anteriormente de la huerta. Además, intentaba dejar la paja lista para los animales. En invierno, desayunaba en casa, al lado del fuego y, cuando terminaba, cogía la alforja que había preparado su mujer y el burro de la cuadra, y se iba a la huerta. 

Una vez allí, la primera tarea que desempeñaba era encender el fuego y poner un “topí” con judías tapado con la ceniza para que se fueran cociendo lentamente. Seguidamente, se iba a trabajar hasta la hora de comer. Una vez pasado el invierno, con la llegada del buen tiempo, aprovechaba para echarse una siesta. 

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Fragatino volviendo del campo con su burro, Ricardo Compairé (1920 - 1930).

 Fondo Ricardo Compairé. Fototeca de la DPH.

Al final de la tarde, cogía un poco de verdura para casa y un poco de alfalfa y hierba para los conejos, cargaba el burro y hacía el camino de vuelta para llegar antes de la cena. Si no quería tener que esperar en las largas colas de burros y carros que se formaban desde el cruce hasta la boca del Barranco, tenía que darse prisa. 

Los que tenían que ir hasta el llano o “pla” se quedaban a dormir allí y bajaban una vez a la semana o una vez cada quince días, aprovechando para trabajar todas las horas de luz. 

Los hombres más ancianos de las familias o “jaios” o bien se encargaban de la hortaliza o bien iban a la huerta a desgranar maíz o partir almendras. Además solían salir a pasear y sentarse con sus amigos, muchos de ellos se reunían en los bancos de la plaza San Pedro. A estos grupos de hombres se los llamaba “la colleta del si no fos”. A los ancianos se les tenia mucho respeto y se les obedecía en todo. 

Fragatinos en el banco de la plaza, Ricardo Compairé (1920 - 1930).

Fondo Ricardo Compairé. Fototeca de la DPH.

Imágenes de ancianos en el campo. En ellas se puede apreciar la alegría de una vida sencilla.

José Galay (1900 - 1952). Cedidas por el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza. 

LOS ANIMALES

Los animales eran la principal herramienta de trabajo para los agricultores o “pagesos”. Las casas más humildes solían tener un burro, y si necesitaban dos para desempeñar alguna tarea,  le pedían ayuda a  algún vecino.  A  esto  se  le  llamaba  “fer conjunta”. Las casas medianas solían tener un par de burros y las familias más ricas podían tener dos o tres mulas para ir relevando a los animales y que no se cansaran. 

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Trabajando en el campo.

Fotografía cedida por Margas Casas.

En estas páginas de nuestro álbum, podemos ver fotografías de  burros, caballos y gallinas viviendo en los campos fragatinos.

Fotografías cedidas por la familia Casas Mestres, Marina Quibus y Asociación Amigos del Casco Histórico.

Cuando los animales se hacían mayores, había que sustituirlos por otros más jóvenes y esto suponía un gran gasto. Muchos aprovechaban para cambiarlo en un año de buena cosecha. Si alguno de los animales moría de manera inesperada, la familia y los amigos iban a visitar a los afectados, como si fueran a acompañarles en el sentimiento, pues era una gran desgracia para la casa.

Las casas grandes tenían además un carro amplio que era tirado por las mulas. Las casas medianas también solían tener uno, pero más pequeño, para poder arrastrarlo con el burro.  

Un agricultor preparando a su burro para poder labrar.

Canal de origen: Cultura de Rioja

CANCIONES Y REFRANES

del campo

“Pal septiembre, ya se sembre”

 “Lo que romp antes de Nadal, altra rella no li cal”

“Pa Sant Andrés, no sembres mes”

“Lo que pal abril emprime, cagaletes crie”

“El canal de los Monegros, ni lo han hecho ni lo harán, porque no quieren los ricos que los pobres coman pan”

 

“Cuando me voy a labrar, cuando me voy a labrar ¡MULA! tiro de los ramales, me acuerdo de aquella niña, que vive en los arrabales, que vive en los arrabales ¡MULA! Cuando me voy a labrar”

“Lo que pal abril emprime, cagaletes crie”

“Ya viene los segadores, de segar de los Monegros, de beber agua de la balsa, y comer pan de centeno”

Si quieres saber más sobre canciones y refranes de Fraga, consulta el libro "Vida y Comstums de Fraga 5. Expresions, refrans y dichos fragatins"de Amics de Fraga. 

EL TRABAJO EN LA HUERTA Y EN EL MONTE

En Fraga, el trabajo de los agricultores se repartía entre la huerta y el monte, ya que gran parte de ellos tenían tierras tanto en un sitio como en el otro. Los trabajos se iban complementando para poder atender los dos espacios, por temporadas. Y es que ir a trabajar al monte suponía, para la mayoría de familias, abandonar su casa en Fraga y trasladarse durante un largo periodo de tiempo, junto con todos los utensilios de la casa y los animales.

Familias volviendo del campo con diferentes transportes.

Cedidas por la familia Corbella Román y Marina Quibus.

En invierno y en primavera el trabajo no era tan pesado, pero siempre había algo que hacer: Labrar el monte varias veces para preparar el campo para la próxima siembra, cuidar la hortaliza en la huerta, arreglar las tierras y las herramientas, limpiar las acequias, etc. Sembraban sólo la mitad de la tierra para dejar descansar la otra mitad, e iban alternando.